
Los estudios realizados con el gorila Koko han ampliado enormemente el campo de investigación del comportamiento animal. Penny Patterson, una estudiante de doctorado en la Universidad de Stanford, enseñó a Koko a utilizar el lenguaje de gestos, pues ningún primate, a excepción de los seres humanos, posee el aparato fonador necesario para la comunicación verbal. En alguna ocasión, Koko usó dicho lenguaje gestual para pedir una voz.
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